LAS TRES FASES DE UNA TARDE-NOCHE-MADRUGADA DE FIESTA COMPLETA - II

Fiesta propiamente dicha

Como se intuye por el comentario de la introducción, esta etapa se caracteriza por ser, generalmente, la última fase de la tarde-noche-madrugada en la que vamos a disponer de cierta lucidez o a tener un mínimo de consciencia de lo que sucede a nuestro alrededor. Dicho en términos más concisos, esta etapa terminará cuando dejemos de ser personas.

La pregunta inevitable que ahora se presenta es: ¿cuándo deja uno de ser persona? Por desgracia nunca nadie ha podido contestar a esta pregunta sino por una observación externa de la noche, pero jamás por experiencia propia. Y esto es sencillamente porque en el momento en el que dejamos de ser personas olvidamos nuestra faceta racional y perdemos consciencia, y por tanto recuerdos, de lo que hacemos, decimos y provocamos. Por supuesto, en esta fase también tiene importancia la alcoholización, que continúa subiendo exponencialmente hasta llegar a la ‘barrera 0’, momento en el que entramos en la siguiente etapa. Aún estamos en la fiesta consciente, esa parte de la noche donde empezamos a valorar sensaciones y fijar objetivos. Donde empezamos a vislumbrar borrosamente hasta que punto llegará nuestro pedo. Aquí es donde se meten fichas con relativa probabilidad de éxito, por aquello de que conservamos un mínimo de coherencia.

Dependiendo de diversos factores, hay muchas posibles variaciones en la fase fiesta. En realidad es evidente que las posibilidades son infinitas ya que no hay dos noches iguales, pero grosso modo vamos a dividirlas según una categoría determinada.

El factor principal para la clasificación es el contexto en el que nos movemos. No es lo mismo una fiesta en una casa que ir de fiesta por bares, una discoteca, una fiesta al aire libre... las opciones son varias. Las principales categorías son las siguientes:

De bares: Es sin duda la modalidad más repetida, la que ocupa los fines de semana de otoño, invierno y primavera. Es el plan standard. Se conoce generalmente como ‘plan de siempre’ o, simplemente, ‘lo de siempre’. Aquí se pueden tomar dos posiciones. Salir a la aventura a lo que pase y dejarlo correr, yendo de bar en bar sin un plan previo, o la llamada ‘ruta habitual’, que consiste en planificar una ruta por bares, normalmente organizada por proximidad, que se repetirá jueves tras jueves, viernes tras viernes y sábado tras sábado, salvo contadas excepciones. Como recomendación personal, opto por la primera posición, el plan improvisado, que siempre genera mayor satisfacción por no tener unas claras espectativas previas.

Fiesta en bar o discoteca: Aquí se abarcan todo tipo de fiestas organizadas con entrada o invitación previa, como indica el propio nombre, tanto en discos como en bares. La principal ventaja es que generalmente el sitio está abierto hasta altas horas de la madrugada, pero cuenta, generalmente, con el enorme inconveniente de un aislamiento del local que impide cambiar de bar en caso de aburrimiento. Y aunque no haya tal aislamiento, siempre quedará la congoja de abandonar la discoteca tras haber abonado la entrada. Existen diversas razones que pueden provocar la ‘huída’ del sitio en cuestión: mal ambiente, mala música... pero sin duda la que más se da es la conocida como ‘nido de pollas’, que consiste en una proporción desmesurada de penes en relación al total de asistentes, con la consecuente escasez de tetas. Además, en estos casos, las pocas chicas que hay, suelen quedar inaccesibles por existir un campo de fuerza humano alrededor de ellas. Hay que conseguir, para no malograr todas las opciones de triunfar esa noche, formar parte de la susodicha barrera humana.

Fiestas al aire libre: La mención a este tipo de fiestas la haremos escasa puesto que nos estamos refiriendo a la anteriormente mencionada previus totalus, donde entran los macrobotellones o las champanadas, tanto nocturnas como diurnas. Otras situaciones que entran en este campo sin ser explícitamente previas, son algunas fiestas anuales concretas, como el Iblilaldi, o los San Fermines, aunque en este segundo caso se combina con la fiesta ‘de bares’.

Fiestas en txosnas (veraniegas): Estas también son fiestas al aire libre, pero cuentan con la principal diferencia de un elemento fundamental, integrado en el propio término: las txosnas. Son básicamente barras, pero están al aire libre y tienes muchas para elegir, con las consecuentes variaciones de precio (que realmente suelen ser muy escuetas, si las hay) y calidad (idem). La principal ventaja de esta modalidad es la relativa pureza del aire que respiramos a lo largo de la noche, al no estar concentrados, en un espacio cerrado, todos los alcohólicos alientos de decenas de borrachos, que hacen que cambie notablemente la composición del aire: pasando en algunos casos, de un 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno y un 1% de vapor de agua, ozono, dióxido de carbono, hidrógeno y gases nobles, a un 7,8% de nitrógeno, un 2,1% de oxígeno, un 0,1% de vapor de agua, ozono, dióxido de carbono, hidrógeno y gases nobles, y un porcentaje que no me apetece calcular (el resto hasta el 100%) de vodka, tequila, ron, wisky, cerveza, china, maría e incluso farlopa. De ahí que saliendo de fiesta a bares en algunas ocasiones no es necesario gastarse un céntimo para colocarse.

Estas mismas fiestas veraniegas, a parte de las txosnas, cuentan con conciertos (conocidos, poco conocidos, o abucheados), con sus respectivos escenarios. Los conciertos se hacen durante la etapa de lucidez (la fiesta propiamente dicha), aunque en dos casos suelen durar hasta más tarde, lo que posibilita un fenómeno que está comenzando a popularizarse: el ‘escenarying’. Estos casos son los conciertos de música electrónica, donde el DJ no necesita más que una pequeña parte del escenario, o cuando habiendo terminado la sucesión de conciertos, colocan los amplis en el escenario y ponen música (generalmente pachanguera) durante varias horas. Dicha práctica, como muchos habréis deducido, consiste en subir al escenario delante de todo el mundo y empezar a romperse sin pensarlo. Pero generalmente esto se da en la etapa del ‘desfase’, comentada en el siguiente capítulo, para lo que habrá un apartado especial.

Fiesta en particular: Al más puro estilo americano, estas fiestas se organizan en chalets privados de algún amigo, del hermano de un amigo, del amigo de un hermano, del amigo de un amigo, del hermano de un hermano, etc... También es posible más profundidad de relación: el amigo del amigo de un hermano, el amigo del amigo de un amigo, etc... O combinando géneros: el hermano de un amigo, la amiga de una hermana de la Caridad, (Caridad la puta sí), etc...

Aunque bueno, en realidad la relación que se tenga con el dueño o dueña de la casa es poco más que indiferente, el caso es estar de fiesta en un jardín (con barra libre generalmente), rodeado de gente con la que sabes que tienes una conexión, mínimo, de 4º o 5º grado, lo cual siempre es un tema de conversación pa abrir hielo (lo comento para los que no les baste con la dureza de su cabeza para abrir el hielo).

Una ventaja a tener en cuenta es que es una casa y, como tal hay dormitorios (todo dependerá de la generosidad del anfitrión o de nuestra habilidad para colarnos sin ser vistos). Es una modalidad muy extendida sobre todo por zonas pijas como Neguri, aunque es difícil saber con exactitud cuando la negurítica o negurítico de turno tendrá la ocasión de contar con la casa vacía. Sin embargo en cuanto sucede dicha ocasión todas las alarmas del entorno del anfitrión o anfitriona empiezan a sonar: “Ey hay que montar una fiesta”, “entonces el próximo finde fiestón, ¿no?”, “hay que comprar las litradas”, “¿barra libre y cobramos entrada?”, “Tío di algo, ¿fiesta o qué?”, “¡¡¡¡¡Fiesta fiesta fiesta fiesta fiesta fiesta fiesta fiesta fiesta fiesta fiesta fiesta!!!!!”. Alarmas que se apagan con una buena paliza o cediendo a las peticiones.

Por lo tanto yo convoco a quien quiera que vaya a tener su chalet libre próximamente lo comunique inmediatamente para empezar a organizar el bacanal.

Fiesta especial: Este apartado se refiere a días o fines de semana prefechados durante el año en los que va a haber fiesta aunque se trate de la víspera del juicio final... bien pensado... especialmente si se trata de la víspera del juicio final. Estas fechas, contadas, son:

Carnavales: Día para apalear sin compasión a todos aquellos que no sean capaces de ‘indignarse’ a llevar disfraz, como todo el mundo.

San Juan: No podría tener mejor situación en el calendario este día, ya que casi siempre coincide con el final de las clases, salvo excepciones. Y, si no, uno siempre puede tomarse la licencia de ‘exceptuar’ ese examen de su planning.

Paellas: [[No hay recuerdos]]

Fiesta del Pijama (Puerto viejo): Las chicas en pijama y los chicos en camisón, no para ir a la cama, sino que lo manda la tradición.

Halloween: Grandísima noche conocida en mi argot personal como ‘Noche de Burbujas’, no precisamente de Freixenet.

Nochevieja: El día D. No necesita más descripción. Esperemos que esta próxima no tenga tan fatales consecuencias como la 2006/07.

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